2019-02-10

Mi primer año en natación

Hace unas semanas cumplí un año trabajando en natación. Después de trabajar por años en un deporte completamente diferente como es el baloncesto, con niños y jóvenes en un contexto bastante competitivo, hoy me encuentro enseñando natación a niños, jóvenes y algunos adultos, de niveles iniciales y en un contexto exclusivamente formativo. Este cambio me ha permitido reflexionar respecto de algunos puntos que detallo continuación:

Instrucciones, toma de decisiones y resolución de problemas. En general los niños y jóvenes con los que he tenido la suerte de trabajar este año, no tienen dificultades siguiendo instrucciones (tareas cerradas), les indico un ejercicio y lo hacen, pueden requerir más o menos práctica para conseguir lo que buscamos, pero en general no tienen problemas con este estilo de enseñanza. Tarde o temprano logran lo que buscamos. Cuándo he observado mayores dificultades, es al enfrentar tareas sin una instrucción precisa para resolverla (tareas abiertas), cuándo tienen que encontrar la solución y ejecutarla. La pregunta que suelo enfrentar inmediatamente es: "¿profe, cómo lo hacemos?" y al responder con un "no sé, resuelva ud." las caras de los deportistas son habitualmente de asombro, incredulidad y confusión. ¿Cómo han aprendido toda su vida aquellos jóvenes que se asombran o incluso incomodan cuándo se les pide que busquen su propia solución a un problema? ¿Están acostumbrados a sólo recibir instrucciones y ejecutar?

Es fácil pensar que esto tiene que ver con la naturaleza del deporte. La toma de decisiones, fundamental en el baloncesto, es mucho menos relevante en la natación, sin embargo me he encontrado con esta situación en ambos deportes y con bastante frecuencia ¿Están los niños tomando decisiones o simplemente siguen instrucciones?. Los adultos que trabajamos con niños, muchas veces preferimos darles instrucciones a seguir, en vez de desafíos o problemas a resolver, esto nos permite evitar errores, ahorrar tiempo y esfuerzo y nos vamos con la sensación de haber avanzado mucho y muy rápido. Esto quita la posibilidad a los niños de encontrar o crear sus propias soluciones, haciendo del aprendizaje una experiencia menos motivadora duradera y significativa.

Los adultos que tenemos el privilegio de enseñar a niños y jóvenes, ya sea en el contexto escolar u otro, como son las escuelas deportivas, debemos quitarnos el miedo de "perder el control de la actividad" y crear actividades que nos permitan guiar, pero entregar a los niños la posibilidad de descubrir o organizarse de acuerdo a sus propias experiencias. Los profesores o entrenadores no tenemos todas las respuestas.

Competencia y deportistas jóvenes: A los que estamos en el deporte (directivos, entrenadores, deportistas, padres) nos gusta ganar (o al menos lo preferimos a perder) por lo que, aunque trabajemos con deportistas en formación, cuando se acerca alguna competencia, nos guste reconocerlo o no, tomamos algunas decisiones y dedicamos una parte de nuestro trabajo a intentar ganar u obtener buenas marcas (corto plazo) quitando esfuerzo y tiempo al aprendizaje (largo plazo) ya que sentimos la presión que inevitablemente ejerce sobre nosotros, la competencia. La ausencia de competencias de las que ocuparme durante este año, me ha permitido, poner completamente el foco en el aprendizaje y no en resultados, los niños deben nadar bien, sin una marca que lograr o un rival que superar.

Esto es bastante cómodo, sin embargo, no creo que la competencia deba eliminarse por completo. Hay ocasiones en las cuales hemos implementado algún tipo de competencia al interior de la clase habitual y me he encontrado con algunos niños que a pesar de disfrutar del deporte practicado, deciden no participar o se muestran muy nerviosos, asustados o incómodos. ¿Por qué ocurre esto? ¿temor a perder? ¿miedo a sentirse incompetentes?. ¿Qué experiencia han tenido estos jóvenes con la competencia que les genera tal desagrado?. Probablemente esto tiene que ver con no haber conseguido los resultados esperados en un contexto donde el mensaje que reciben los jóvenes es que el "resultado es lo más importante". 

Me parece que la competencia es un instancia valiosa y necesaria para el aprendizaje, permite a los deportista medirse contra sus pares y los entrenadores obtener información valiosa respecto del proceso de aprendizaje. Sin embargo, en el caso de deportistas en formación, la competencia no debe convertirse en un objetivo en si mismo, sino que en un medio de entrenamiento y aprendizaje. Los entrenadores de formación debemos dar importancia al proceso y quitar la importancia y presión por la consecución de resultados.

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